Party on the moon~

Recién había terminado de una buena vez de decorar todo su hogar, lo cual le llevó aproximadamente 5 minutos, pero 5 minutos son 5 minutos.
Había de todo en esa fiesta, luces de colores, un caño, una barra, un dj, una pista de baile, y muchas sorpresas ideadas por la brillante y encantadora Alice Cullen. La cual estaba usando un corto vestido blanco estampado, con un pequeño cinturón ajustando su cintura, los cuales eran del mismo color que sus zapatos de tacón de 12 cm.
Le pidió al DJ que encendiera la música y espero que todos los pocos invitados - fiesta íntima - llegaran para que la diversión comenzara.

Abrió la puerta de inmediato, no hizo falta ni escuchar sonar el timbre para saber que era Bella - dones de vampiros -.
La saludó con un suave abrazo por temor a llegar a lastimarla. Luego se separó lentamente de ella, para mirarla con sus ojos color miel a los suyos. Tiró de su mano levemente para llevarla hacia adentro, antes de dirigirle la palabra. - Estas preciosa - le dijo en forma de halago, realmente lo estaba.

Realmente no prestó la real atención al lugar solamente a las palabras de Isabella.
- A mi no me pasa absolutamente nada - dijo como si todo fuera normal, ligeramente ofendida por lo comentarios de la humana.
Arqueó una ceja y caminó elegantemente hacia la barra a ordenar un trago, casi ignorando a Bella por la actitud que ella adoptaba.

cogió la copa de vino que el muchacho le había dado, realmente a ella el alcohol no le producía nada, ni satisfacción, ni alegría, ni tristeza ni nada, por lo tanto podría beberlo sin inmutarse.
Se volteó para ver y escuchar a Bella, sintiendo una culpa tremenda en su interior - si eso era posible en los vampiros - decidió disculparse, la culpa era totalmente suya. - Lo siento Bells, es que estoy algo susceptible sin la presencia de Jasper - dijo, extrañándolo a más no poder. Deseaba enormemente que su castaño estuviese allí.

Le dedicó otra sonrisa y terminó su copa de vino, para luego levantar una y otra vez sus cejas, como pervertida. Luego preguntó curiosamente - ¿Has invitado al canino? - ella realmente sabía que algo entre ellos pasaba, no sabía qué. También sabía que lo había ido a visitar, pero no sabía que había echo ya que cuando Bella estaba con el perro, ella no podía ver nada.

Giró los ojos, y dejó pasar todos los detalles de los cuales se había dado cuenta. Pero no pudo ignorar lo que realmente no podía, que era la curiosidad que sentía de qué había pasado entre ellos, así que simplemente, preguntó. - Bells, tu sabes que yo soy capaz de muchas cosas - dijo como un principio - entre ellas...tu sabes - debía disimular - y el otro día te vi, yendo en busca de Jake algo que me pareció normal, pero en cuanto te vi volver, no eras la misma, algo pasó entre ustedes y me encantaría saberlo, si eso no te molesta - dijo sin más

Sabía que a pesar de todas las cosas que ella fuese capaz de hacer, siempre iba a estar a su lado para apoyarla, después de todo, errar es humano, y vampirezco porque también se equivocan. - Bells, no importa lo que hayas echo, no importa en lo absoluto, yo jamás me enojaría contigo, eres mi mejor amiga, y estoy para ayudarte, así que dime - le pidió sincera y mirandola penetrante a los ojos.

Al principio sí se sintió sorprendida a pesar de no demostrarlo en su rostro pero luego se relajó, analizando la situación. - Por favor Bells, si tu no sientes nada respecto con el, no tienes por qué preocuparte, si sientes algo o estas confundida quizás deberías pensar detenidamente que harás con Edward, solo, te pido que tengas en cuenta a Edward y a sus sentimientos - fue lo último que dijo antes de dedicarle una sonrisa maternal

- No diré nada, pero se enterará de todas formas, lo siento - dijo sincera - pero el te entiende y te seguirá amando hagas lo que hagas, solo tienes que esforzarte por lo que quieres. Aconsejó, amiga como siempre, y fiel a sus palabras. Realmente estaba algo decepcionada, pero eso no importaba en estos momentos.

Observó cómo su hermano, Edward entraba velozmente a la mansión y veía todo con cara rara, más bien como regañandola, pero realmente no le importaba. Los miró fijo, pero luego recordó lo que sabía y se fue a un lado para que Edward no intentara leer su mente.

Ella simplemente se dirigió a otra habitación, dejando a solas a la pareja, quizás hablarían, o vaya a saber uno lo que harían esos muchachos pervertidos. Simplemente se fue para no interrumpir lo que no debía