Does it feel better than love?♫ ~ [J.B.]

El sol caía hacia el oeste y ella apenas podía vislumbrarlo a través de un importante grupo de árboles que lo cubría todo a su alrededor. Estaba de pié en escaso -para cualquier ser humano- equilibrio sobre una rama baja y no mucho más gruesa que su brazo. Parada en el último árbol que divide la reserva de los licántropos del resto del universo, con ambos brazos tendidos a sus lados, en absoluta paz y silencio. Bah, paz, esa palabra no existía para ella. Podía sentirlo todo, cada minimo detalle, cada vez que recordaba algo lo recordaba con tal exactitud que daba miedo, y solía pasar la mitad del tiempo recordando lo mismo. Cierra los ojos e inhala hondo, el aire del bosque, fresco, puro, relajante... y , mierda, a perro.


- Jacob Fucking Black ♥ -

El licántropo se hallaba corriendo a mil por hora. Hace segundos atrás, era solo un muchacho moreno con su camisa blanca y pantalones de jean..ahora era un lobo corriendo como si su vida dependiera de ello. PEro no podía parar. Sus pies lo guiaban entre los árboles. Había pasado a Quil y Embry km atrás, de eso estaba seguro...PEro aún así no dejó de correr.

Podía sentir la cercanía del licántropo y no precisamente porque pudiera verlo. Estaría a algunos pocos kilometros de camino empedrado de allí, pero ella sentía su adrenalina, su pirsa, la velocidad con que las patas del lobo atravesaban el bosque escombroso como si fuese campo abierto. Podía sentir el peligro y poco le importaba. Estaba al límite, sí, pero seguía de su lado del límite. Nunca pasaba al otro lado del límite. Digamos que SUS limites eran bastante flexibles.
Frunce la nariz en una mueca de desagrado al olor que se acercaba, pero seguía sin abrir los ojos. Aquello sería divertido.

Mientras corría, su cabeza le daba vueltas a mil cosas. Su pulso comenzó a acelerarse por la carrera, pero seguió corriendo con ganas; Jake amabaa sentir el viento azotándole en la cara. Intentó acelerar aún más, pero cuando sintió aquel horrendo olor a chupasangre, comenzó a aminorar la velocidad. Si uno de esos amantesdelasangrehumana llegaba a pasar aquel límite, lo cazaría hasta matarlo.

Sonríe apenas, puede sentir su propio olor en las fauces del lobo, puede sentir como se detiene, y le causa mucha gracia aquello. No podrían hacerle absolutamente nada mientras se mantuviera de su lado, y sabía que en Forks había más de un quileute con ganas de destrozar algún vampiro. Ja, cómo si fuera tan fácil. Entreabre los ojos, con la frente bien alta, observa a su alrededor sin quitar la sonrísa torcida de su rostro. Un lobezno andaba por ahí cerca, su hedor iba a acabarla.

Se detiene por completo al cabo de unos segundos, ya frente a una chupasangre. Alza la cabeza y aúlla, dando señal a Quil y Embry para que se preparen. No sabe porqué, pero aquella mujerhielo le traía una mala espina, además de un horrendo olor.

Abre los ojos para encontrarse con el lobo delante suyo. Esboza una sonrisa traviesa, algo malvada, algo divertida. Se revuelve el cabello con una mano, haciendo todo el esfuerzo posible por que su propio dulzón olor se haga sentir un poco más. Podía ser infantilmente irritante cuando se lo proponía.
Mira al lobo a los ojos durante unos segundos. Dicen que los ojos son la ventana del alma. Ella era particularmente devota de esa frase. Su habilidad se reforzaba si miraba a un animalito tan frágil como un licántropo a los ojos. Ja, claro que sabe que no es un animalito frágil. Obviamente nunca lo admitira.
- Tss, perrito perrito - murmura apenas, chasqueando los dedos como si llamara a un cachorro de chihuahua.

El lobo rojizo enarca una leve ceja cuando baja su cabeza, posando sus ojos en la mujerdehielo. Es que sí, no había otra definición para aquella cosa.

Cuando la escucha, gruñe. ¿La amenaza? Quizás, pero siempre podía atravesar aquel límite siempre y cuando los Cullen no lo supìesen.

- No te tengo miedo, picho - murmura apenas, exhalando un largo suspiro tras el gruñido del lobo -. Y no hace falta que llames a tus amigotes, no planeo hacerte daño - dice con una sonrisita algo forzada. No tenía ninguna intención de causar problemas, no tenía ninguna intención en realidad.
Relaja los hombros y mira el cielo, ese cielo encapotado que caracterízaba a la región, donde uno nunca sabía si se largaría un chaparrón o saldría el sol de un momento a otro...

Suelta otro gruñido. Él jamás le creería a los vampiros ni una sola palabra. No eran de confianza. Aún no sabía como Bella creía en ellos.

Para alertar a la manada, envía solo pensamientos. Luego de ésto, baja su conexión con ellos. No quiere que sepan lo que pensaba.

-¿Sabes? Realmente me molesta hablarle a una pared, ¿Te importaría mucho humanizarte? - pregunta con un tono de voz entre jocoso e irritado -Oh, cierto, olvidé que me tienes miedo - murmura apenas, provocativa, esbozando una sonrisita ególatra.

El convertirse en humano, delante de una vampiro, solo tenía un problema: no traía nada de ropa de repuesto. Y no pensaba quedarse desnudo así porque sí.

Sacude la cabeza. En vedad trannquilamente podía pedirle a alguno que se la trajese, pero no quería. Quizás lograría frustrarla.

-Hum, entiendo - murmura, jodiendo más que otra cosa. No se tomaba nada de aquello realmente enserio -, ¿Siempre eres así de simpático con toda la gente? Si no sabes menear la cabeza muedes dar una patada al suelo como "si" o dos como "no" - dice muy lentamente, como si estuviese hablando con un niño de dos años o un pez muy evolucionado. Estaba segura de merecer una buena paliza.

Jake vuelve a soltar un gruñido, pero menor al anterior. Es que sí, si ella seguía provocandolo, juraba cruzar la frontera solo para morderla. Él era un maldito cabrón cuando quería.

Sonríe, traviesa, lo estaba consiguiendo. Sacar al lobo de sus casillas. Bah, menuda ocupación.
- Sigues sin responderme, cariño - murmura, endulzando su tono de vos hasta cierto punto que a ella misma le repugna.

Solo tira la cabeza de lado, antes de recostarse en el suelo. Esta cansado, pero no de correr. Cansado de los chupasangre

Suelta un bufido antes de cerrar sus ojos.

-Qué flojo eres - dice, cuasi bufa. No tenía gracia si se rendía de pronto. Mierda, el lobito había arruinado sus planes. ¿Qué planes? No tiene la más remota idea, nunca lo hace. Pero en cualquier situación es frustrante que - se den por vencidos antes de que se vuelva del todo divertido-
Quizá pusó demasiado énfasis en aquello, no estaba segura de si las palabras habían salido por su boca o sólo resonaban en su cabeza. Le estaba agarrando un aburrimiento entorpecedor y en cualquier momento acabaría por marcharse, o meterse en serios problemas.

Lo piensa un poco. Y segundos después era un muchacho moreno acostado boca abajo sobre el pasto. Menos mal que era tan guapo que la tierra no hacía más que aumentar su aspecto.

-¿Mejor, chupasangre?.-pregunta con sarcasmo.

Cruza los brazos, acariciandose la barbilla con dedo índice y pulgar, frunce el entrecejo en un gesto teatralmente pensativo.
- Mh, no, creo que prefería al picho - murmura apenas -. Sabes, tengo cierta confluencia con los bichos, emh, animales.. ¿Me entiendes, cierto? - dice esbozando una sonrisita torcida, traviesa, divertida, ¿Malvada? Mhh, quizá muy profundamente.

-Entonces tienes influencia sobre tu persona.-susurra sonriendo ladeado también. Y en ese momento recuerda que está desnudo, completamente...Solo hace una leve mueca para sí, dspuesto a transformarse solo para llamar a Leah...O Quil o Embry.

- Y tú una papa en la oreja - comenta sin borrar de su rostro aquella media sonrisa-. ¿Los otorrinolaringólogos por aquí son también veterinarios? Veo que no - murmura apenas, meneando la cabeza con falsa decepción -. ¿Tús amigotes se quedaron en el camino, macho alfa? - pregunta riendo, con aquel tono irritante que ya había adoptado como propio.

-No. Jamás los llamé.-dice algo efusivo. Es que un vampiro jamás, excepto el malditochupasangrehielocongelado de Edward, podía leer los pensamientos de un licántropo. Siquiera cuando tenían esa conexión con su manada. Y J sabía mentir como si hubiera nacido para aquello.-Pero si quieres que los llame, de acuerdo.

- Uh, mierda, comenzaré a temblar del miedo! - exclama, entornando los ojos un tanto. Puede percibir su duda, su efusividad, sin necesidad de saber lo que piensa. Es dificil mentirle a Raissa, vivió en un mundo de falsedades, sabe manejarse con aquello, incluso con esa manada de bichos de sangre caliente que pretendía ser poderosa por allí. Mierda si habría vivido ella en ambientes hóstiles -. No te preocupes, picho, no tengo un don sobrenatural, tu eres un libro abierto - murmura. quizá no sería la mejor metáfora para aquella situación...

Enarca una ceja, pero no deja ver aquello. Un vampiro no tiene poderes sobre los licántropos, y quizás era por eso que estaban sobre la cadena alimenticia.

-Como tú digas, morocha.-comenta sonriendo ladeado. Quiere joder un rato.

Esboza una sonrisita torcida, alzando ambas cejas en un gesto altamente ególatra.
- Eso ya lo sé - sisea, ladeando durante un segundo la cabeza.
Y es que no dejara que el lobo intente sobrepasarle, muchisimo menos si pretende ignorarla. Ja, como si fuera posible.
Se sienta en la rama en la que estaba, balanceando las piernas demasiado cerca de aquella línea imaginaria que dividía ambos territorios. Inhala profundo y comienza a tararear alguna canción insoportable que se le habría pegado de por ahí.