por Isabella Swan Sáb Sep 11, 2010 3:48 am
Estaba en casa, completamente sola, y aburrida. Charlie no volvería hasta la noche, y no quiso llamar ni a Jacob, ni a Edward. Los había visto a ambos el día anterior. Quería estar sola, pasear, darse un momento para ella misma, como hacía tiempo que no lo hacía. Así que decidió ir al zoologico, pues sabía que no encontraría a nadie del instituto allí. Subió a su habitación, cogió su abrigo, y bajó corriendo las escaleras, para ir hasta la cocina, y dejarle una pequeña nota a su padre, avisándole que iba a salir sola, pero que llevaba consigo la pequeña latita de gas que él le dejaba a su alcanse, por si llegaba a necesitarlo. Salió de la casa, y cerró la puerta con llave. Luego, camino tranquilamente hasta su vieja camionetita, y una vez junto a ella, se colocó el abrigo. Se subió a su chevy, y salió de la acera, dispuesta a comenzar a conducir. El día estaba nublado, pero por momentos salía el sol. Llego a Seattle, al zoológico. No recordaba la última vez que había estado allí. Aparcó su coche, pagó la entrada y entró. Sí, realmente tenía razon. El zoologico no estaba tan lleno, pero tampoco había nadie que ella conociera.
Se adentró más, haciéndose la interesada en las jaulas de los animales, pero realmente, habia ido porque no tenía nada que hacer. Continuó caminando, pero luego, se quedó quieta al ver a una muchacha que era extrañamente observada por todos. En aquel momento, el sol había aparecido por un instante; y en ese momento, la primera cosa que se le vino a la mente, fueron los Cullen y su especie.