I died a hundred times ♫ -BS-

Probablemente el zoológico no era el lugar indicado para una vampiro, aunque fuese vegetariana. Toda aquella sangre a borbotones fluyendo en los montones de gente de por allí y en los montones de animales. Mierda la estaban volviendo loca. No entendía del todo que hacía en aquel atestado lugar, pero por algún misterioso motivo seguía un camino imaginario que las otras personas esquivaban. No había nadie en su línea de visión. Quizá fuese esa cara suya de desprecio, la de siempre que aguantaba la respiración, la cupable de caras de espanto o simple instinto. Los animales nunca estaban cerca de las barandillas a las que ella se acercaba, un par de chimpancés se pusieron a gritar como locos en cuanto se acercó a algunos metros de su jaula. En fin, no veía nada que la mantuviera ligada a aquel detestable y altamente poblado lugar. Quizá esa curiosidad infinita suya que muchas veces la llevaba a su propio límite. Gracias al cielo hacía ya algunos cuantos años que no se dejaba llevar por sí misma.
Camina lentamente pero sin perder aquel paso elegante que caracterizaba a todos los de su especie. Y no dejaba de atraer alguna que otra miradita a pesar de su notoria cara de asco. Podía ser increíblemente pedante y sin embargo seguía siendo igual de... llamativa? Y, bien, es una vampiro de muy buena familia. Tiene varios motivos para merecer aquellas miradas. Y odia todos esos motivos. Sigue aquel paso recto con la mirada perdida en algún punto que no lograba encontrar, totalmente ensimismada en sus pensamientos.

- Bella -

Había llegado a la entrada del serpentario justo a tiempo. Y, mierda, ¿Quién le mandaba a andar por allí un día increíblemente despejado? Si, era una inconsciente. Raissa, eres una inconsciente. Y tu consciente te esta enloqueciendo. ¿Por qué no puede pasar un minuto sin castigarse a si misma por errores nunca cometidos? ¿Nunca cometidos? Si, alguna vez se le habría escapado algún milimetro de piel bajo el sol, y gracias al cielo nadie lo había notado. Estúpida raza humana y su manía de complicarle la vida. Bah, complicarle la vida.. ella es absolutamente competente para arruinarsela por su propia cuenta.
Apoyada contra la pared del serpentario, bajo la débil sombra de un techito mediocre, cae en la cuenta de que no había pasado del todo desapercibida en su huída hacia la puta sombra. ¿La manía de insultar? Constante. Decía más calificativos que cualquier otro tipo de palabras la mitad de las veces.
Había una humana mirandola con aquel asombro con que miran los humanos algo que conocen de alguna u otra manera. Si, aquella no era ninguna estúpida. Aquella sabía que era una vampiro, podía sentirlo en cada particula de su cuerpo. Pero su expresión no cambia en lo más minimo.
Se lleva un rígido dedo índice a los labios en una clara señal de silencio y le pide con gestos que se acerque. Sin decir ni media palabra. Una media sonrisita atraviesa su boca por un segundo. Quizá, despues de todo, fuera la curiosidad la que la llevaba a todo eso, y un poco de instinto también. Cualquier vampiro racional nunca habría aparecido por allí.

Sonríe apenas, a medias intrusa en las ideas que atravezaban la cabeza de la humana. A medias, pues algo no le permitía avanzar, y ella no leía mentes. Mierda, una humana con habilidades, eso era nuevo.
Raissa era una persona observadora por naturaleza. Se quedá allí de pié durante unos largos segundos, examinandola de pies a cabeza, sabía que no sentía miedo y eso podría llegar a aterrarla a ella. Sentía el latido de su corazon, algo que ya no le provocaba nada. Había aprendido a controlar aquello hacía mas de medio siglo. Inhala profundamente, cosa que no hacía hace unas buenas horas ya. Reconocería aquel olor a diez kilómetros de distancia...
-Apestas a perro, tus Cullen te matarán - murmura apenas con una risita. Ese olor dulzón entremezclado con el hedor inmundo propio de los licántropos, extraña combinación, esa muchacha era un blanco fácil para cualquier vampiro con malas intenciones.

Sonríe de lado, podía ver el gesto algo desconcertado de la humana sin necesidad de llegar muy profundo en su línea de pensamiento. Si, probablemente siguiera llamandola la humana durante un buen tiempo, le lleva rato acostumbrarse a los nombres.
- Bonita relación la tuya. Tu mejor amigo es un hobmre lobo y te llevas bien con los Cullen, hum, supongo que no son el aquelarre más severo del planeta - murmura apenas, ensimismada -. Raissa, Brooks para mis amigos - dice en tono monótono sin borrar de su rostro esa sonrisita autosuficiente, le estrecha la mano, haciendo un esfuerzo increíble por hacer el mínimo de fuerza posíble.

Ríe apenas, había caído demasiado tarde en la cuenta de que podría salir el sol en cualquier momento, inclusive en aquel lugar. Con su suerte, podía mover montañas mejor que cualquier fe.
- A veces lo pienso seriamente, quizá mi subconsciente quiere matarme - murmura, entre bromista y falsamente pensativa -. No suelo prestar mucha atención a las cosas que me rodean, la mitad de las veces acabo lamentandolo.
Como en ese momento, por ejemplo. Estaba segura de tener que quedarse bajo el puto serpentario hasta que cayera el sol o se largara un chaparrón, fuese Dios a saber qué sucedía primero.

Mira al cielo al tiempo que ella lo hace, casi en espejo. El sol seguía brillando intermitentemente entre algunas nubes, nunca del todo espesas para permitirle a Raissa una huída de aquel lugar al bosque o algo menos poblado.
Se vuelve hacia Bella al oír su pregunta. Totalmente ensimismada en sus planes de fuga, tarda unos largos segundos en procesar la información.
- ¿Sinceramente? No tengo la más remota idea. Quizá autoflagelarme - murmura en un notorio tono jocoso, deja escapar una risita. Si lo pensaba un poco, un zoológico lleno de animalitos y personitas con alta circulación de sangre aumentada por el sol de aquel momento sería el paraíso para cualquier ser de su especie -. Sería una tontería preguntarte eso a tí, ¿Cierto?

Mira todo a su alrededor por un instante, no le costaba imaginarse a la humana correteando por allí con unos cuantos años menos, la imagen en su cabeza le saca una sonrisita.
Posa la vista luego nuevamente en Bella, la observa cuidadosamente, como suele hacer siempre que intenta escarbar algo de lo que pasa por la cabeza de una persona. Su lenguaje corporal y sus ojos hablaban por ella: tenía una duda. Y estaba pensando en las posibles respuestas, o algo por el estilo. Lo que le faltaba saber...
-¿Quieres preguntarme algo? - pregunta sin más, no era alguien que comunmente se queda con intriga

Ah, con que era eso. Suspira. La intriga la había matado durante los momentos en que tardó ella en decidirse a preguntar, estaba quizá demasiado acostumbrada a obtener todo tan rápido... incluso las idioteces como sea una pregunta de una humana. Si, seguía con su manía de llamarla humana como si fuera algo malo. Si, está absolutamente mal de la cabeza.
-Quedate tranquila, no te voy a comer - murmura con una risita -. Ni a nada de aquí - agrega al seguir su línea de visión hacia la serpiente detrás suyo. Dilata las pupilas mirando a la humana -. Fijate, no tengo hambre - comenta, señalando con su dedo índice el dorado en el interior de sus pupilas. Porque lo suyo era algo extraño: sus ojos no dejaban de ser azules en ningún momento, sólo se notaba un anillo interior de diferente color. Eso realmente le servía a la hora de pasar desapercibida, pero nadie entendía como no cambiaban sus ojos de color -. Y si, soy vegetariana - dice luego, al fijarse en que no había aclarado del todo ese punto. Modula quizá demasiado, para que le quede bien claro, luego sonríe.