por Soleil R. Abatagge Sáb Sep 18, 2010 9:20 pm
Sus hermanos estaban a unos cuantos kilómetros de distancia detrás ella. Como casi siempre, era la que rastreaba a sus presas. No tenía idea en dónde estaba, lo único que podía llegar a predecir era que estaba lejos de sus hermanos. Siempre era la sobreprotegida de todos, siempre era la pequeña que cuidaban como si fuera su vida propia. Y Soleil no se quejaba, pero siempre que podía se escapaba de ellos.
Siguió corriendo por casi dos kilómetros hasta se detuvo por completo. Aquel olor a perro mojado inundó sus pulmones y una mueca de asco se formó en su rostro. Podría terminar aquello antes de que sus hermanos estuvieran a su lado. Todos sus sentidos se pusieron en alerta, lista para lo que sea que vendría.
Pero no era el único aroma en el aire que le era desconocido para ella. Había alguien más allí, y no eran sus hermanos.